Las elecciones presidenciales de Costa Rica a través del prisma de la cultura


A medida que se acerca la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la cultura ha estado muy ausente de los debates durante la campaña. Sin embargo, todos los candidatos tienen un programa cultural, por lo que es una oportunidad para destacar lo que proponen.

La cultura costarricense se ha nutrido históricamente de una población multicultural, multiétnica y multilingüe, producto de las constantes migraciones de Europa-África, Medio y Lejano Oriente, y de las naciones de América Latina, lo que ha producido una nacionalidad de profunda diversidad. Sin embargo, el modelo cultural que se ha impulsado en las últimas cuatro décadas ha sido impactado por la ideología neoliberal y el pensamiento unidimensional. De hecho, se ha caracterizado por una concepción elitista, excluyente y artificial de la cultura que no representa a los diversos sectores populares.

En este contexto, los gobiernos han optado por relegar la cultura al final de la escala de prioridades en la planificación de las políticas públicas, siendo el Ministerio de Cultura una de las instituciones públicas con menor dotación presupuestaria (alrededor del 0,45% del total de la administración pública). El gobierno 2018-2022 no ha sido diferente, promoviendo recortes a la cultura en cada oportunidad. Esto ha llevado a una reducida capacidad de respuesta de la institución responsable, debido a la falta de articulación entre las entidades públicas y a la ineficiente gestión de los cinco programas.


Los 25 candidatos a las elecciones presidenciales de Costa Rica 2022

LA CULTURA COMO MOTOR DE DESARROLLO

La cultura, un concepto polémico, ha sido descrita con razón en diversos foros intelectuales y cumbres presidenciales como el verdadero “motor” del desarrollo. En efecto, la cultura constituye la capacidad de creación, invención, comunicación y organización de actividades en todos los ámbitos de la vida: económico, social, religioso, educativo, científico, tecnológico, político e ideológico.

Por ello, las políticas culturales son estratégicas en cualquier gobierno que busque consolidar las bases de las identidades que conforman la nacionalidad costarricense, a partir del reconocimiento constitucional del país, desde 2015, como una república multiétnica y multicultural. Además, el Estado costarricense tiene el deber constitucional de proteger su patrimonio histórico, artístico y cultural en general. Es bien sabido que los efectos de la globalización y la transculturación amenazan la singularidad de las culturas y que, por tanto, se necesitan políticas claras para reafirmarlas.

Así, el progresista Welmer Ramos desea “reafirmar que Costa Rica es una nación multiétnica, multicultural, democrática y multilingüe, estimulando el desarrollo cultural comunitario mediante la promoción de mecanismos de gestión”. Para ello, también desea promover y fomentar eventos culturales que contribuyan principalmente a la construcción de una sociedad emprendedora y comprometida. Asimismo, José María Figueres Olsen quiere “potenciar las manifestaciones artísticas y culturales mediante la difusión y promoción de la educación y las actividades que fomenten la libre expresión cultural, estimulando el desarrollo del sector público”. Walter Muñoz Céspedes es de la misma opinión y quiere promover “la enseñanza de la danza folclórica costarricense en los centros de educación formal y fomentar la creación de Casas de la Cultura autogestionadas en los cantones”.

LA CULTURA, UN BIENESTAR FOMENTADO EN EL CURRÍCULO ESCOLAR

Si hay un tema en el que todos los candidatos están de acuerdo, es el de la cultura en las escuelas. De hecho, la cultura contribuye a mejorar la salud de las personas, tiene un poder especial y la capacidad de cambiar vidas generando bienestar psicológico y físico. En este sentido, las políticas públicas desempeñan un papel fundamental en la promoción de la cultura a nivel local y nacional. También podemos destacar que, hoy en día, la cultura desempeña un papel importante en el bienestar y el desarrollo social de los países.

En Costa Rica existe una clara conciencia de la importancia de apoyar el deporte y la cultura en la educación, sin embargo, este interés no va acompañado de acciones que marquen una diferencia sustancial con otras naciones del mundo. El aspecto evolutivo en el ámbito del ocio, la cultura y el deporte tiene una clara necesidad de apoyo económico para promover la creación de proyectos que favorezcan al sector de la población que desea involucrarse en una disciplina deportiva o actividad cultural, y que trascienda a la actividad deportiva o cultural.

Por ello, Greivin Moya Carpio quiere establecer “una alianza entre el MEP, el Ministerio de Cultura y el de Deportes” para incentivar al estudiante que destaque en cada campo “ofreciendo becas culturales”. También quiere integrar las especialidades artísticas y culturales en el programa escolar. Un proyecto también apoyado por Christian Rivera Paniagua. Martín Chinchilla Castro se suma a su programa para “promover el desarrollo cultural y artístico en sus diferentes manifestaciones, especialmente la literatura, las artes plásticas, las artes escénicas, las artes musicales, las artes visuales y el cine”.

LA CREACIÓN DE UN PROGRAMA DE APOYO CULTURAL

El mito de que la cultura es un gasto inútil y costoso para el erario nacional y municipal se derrumba cada día más con estudios que reflejan la fuerza de reactivación económica que tiene la propia cultura. Así, Sergio Mena Díaz quiere implantar la “economía naranja”. Se conoce como naranja porque este color se asocia normalmente con la cultura, la creatividad y la identidad y es lo más parecido a estas manifestaciones. En otras palabras, la economía naranja consiste en convertir el talento en dinero a través de proyectos que conviertan las ideas en acciones productivas, fomentando la creatividad, las habilidades y el ingenio de los emprendedores. En Colombia se han realizado mediciones de la capacidad de producción económica de la cultura a través de la Economía Naranja, con un resultado muy positivo.

Por su parte, Óscar López Arias quiere impulsar las modificaciones presupuestarias necesarias para transferir más recursos económicos al Ministerio de Cultura, “con el objetivo de ampliar su ámbito de actuación a otras expresiones culturales que históricamente no han recibido mucho apoyo ni promoción por parte de este ministerio”, como el teatro popular, los bailes de salón, los conciertos nacionales y los concursos artísticos en colegios e institutos. Carmen Quesada Santamaría, por su parte, quiere “apoyar el crecimiento de la industria cinematográfica costarricense como otra forma de demostrar nuestro talento y generar fuentes de empleo para el sector artístico y cultural”. Para ello, se propone transformar el Centro Cinematográfico en un Sistema Nacional de Fomento de la Producción Cinematográfica, con instalaciones más amplias y modernas.

SALVAR LA CULTURA DEL COVID

Uno de los sectores más afectados por la crisis económica generada por la pandemia ha sido el del arte y la cultura. Los músicos, los artistas de teatro y muchos otros han quedado totalmente desamparados, sin ingresos. Rolando Araya Monge parece ser el más involucrado en el renacimiento de la cultura. Quiere “estimular el espíritu de empresa, así como la implicación de todo el Estado costarricense en la promoción de las actividades artísticas”. También quiere “declarar la emergencia en el sector cultural durante el primer año para tener más libertad de acción”.

Carmen Quesada, quiere dotar de mayores recursos o gestionarlos mejor, para que el Ministerio de Cultura dé prioridad e importancia fundamental a la identidad y pertenencia nacional. En este sentido, “el apoyo a los artistas y artesanos nacionales, tan afectados por la pandemia, será una prioridad. Dignificar su trabajo será el norte de este ministerio”, explica en su programa.

Cómo acción inmediata del gobierno, Eliécer Feinzaig Mintz desea eliminar “la suspensión de las actividades y eventos culturales y artísticos, así como los actos de concentración de masas, proporcionando seguridad jurídica para el desarrollo de este sector”.

Si todos los candidatos tienen un programa cultural, queda por ver si estas medidas se ponen realmente en marcha en un contexto de crisis sanitaria, que está perjudicando gravemente el desarrollo de la cultura en Costa Rica y en el resto del mundo.

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